Muy a su estilo, el municipio de Chorrillos colocó carteles que dicen lo siguiente: “La urbanización La Encantada, Las Brisas de Villa, Huertos de Villa y San Juan Bautista se encuentran en Chorrillos, quien se crea Surcano puede vender su predio y comprar en Surco para cumplir su deseo”. El mensaje alude a un problema limítrofe entre Chorrillos y Surco por las áreas mencionadas que está, hasta donde tengo entendido, en la vía judicial.
Un día, hace quizá un par de años, apareció el nombre de Surco escrito con letras de cemento grandes y blancas en uno de los parques en una de las vías de acceso. ¿Y eso?, pregunté. Ahora somos Surco, me contestaron, el Municipio de Chorrillos nunca ha hecho nada por nosotros y ahora tenemos parques más verdes, recogen la basura y hay Serenazgo. Esta es la percepción de la mayoría de los vecinos de estas zonas, quienes no solo están pagando sus tributos en Surco sino que son conscientes de que el cambio de distrito subirá el precio de sus propiedades y el status de sus urbanizaciones, estímulos más que suficientes para ellos.
Los problemas de límites no son excepciones. Muchos distritos disputan sus territorios y los vecinos se encuentran, usualmente, a favor de anexarse al distrito de mayor riqueza. El caso de Magdalena y San Isidro es un ejemplo. En estos casos, la motivación es la misma: escalar, aunque sea en el papel, el nivel socioeconómico y beneficiarse de ello al obtener mayor valor en sus predios. Esto ocurre incluso sin problemas de límites expresos: la zona de Lince que quiere ser San Isidro (Linsidro), el Barrio Médico que quiere olvidar que está en Surquillo para ser de Miraflores, los vecinos de Salamanca que evitan mencionar que viven en Ate y juntan firmas para anexarse a San Borja o a San Luis. Por supuesto, también están las válidas demandas de los vecinos de recibir mejores servicios públicos. Sin embargo, nunca es buena idea fragmentar un distrito y menos cuando son los “más ricos” los que se van del distrito “pobre”. Nuestra pésima organización local basada principalmente en los pagos de los vecinos no contribuye a redistribuir adecuadamente los recursos, condenando a los “pobres” a recibir servicios de peor calidad permanentemente.
Por otra parte, siempre me ha parecido interesante la política de la Municipalidad de Chorrillos de poner grandes letreros en sus calles, explicando determinados casos. Reconozco que los que he visto suelen referirse a temas controversiales y, la mayoría de las veces, trasladarle la culpa de determinada situación a una asociación de comerciantes o a un ciudadano válidamente preocupado por la destrucción del patrimonio histórico del malecón. Sin embargo, a pesar de que son políticamente incorrectos, creo que resulta útil comunicarse de esta manera con los vecinos. Claro, de una forma más asertiva, cualidad que le falta a quien redacta y aprueba estos comunicados.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.